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EL INCORRUPTIBLE CONTABLE

DE JULIO PAYOT
[1]
La confianza de los grandes hombres en la fecundidad del esfuerzo paciente depende de que conocen por intuición la existencia en sí mismos del Incorruptible Contable y saben confiar en él. Saben que nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros esfuerzos, los consigna con exactitud escrupulosa en nuestro debe y en nuestro haber. En la columna del primero totaliza nuestros pequeños desfallecimientos, nuestras capitulaciones más íntimas ante el trabajo. En la del segundo, pone nuestros menudos actos de valor, de iniciativa, de labor concienzuda. El día en que la voluntad se presenta en la caja, el Incorruptible Contable, impasible, hace el balance: tú, que siempre has rehuído al esfuerzo, el día que, en una circunstancia importante, tienes necesidad de energía, no la tienes en tu crédito y quiebras vergonzosamente. En cuanto a tí que pacientemente has ido reuniendo los pequeños actos diarios de energía, todo es fácil, porque he aquí tus imposiciones en bravura cotidiana, aumentada con los intereses compuestos, porque el cerebro, como la tierra, devuelve generosamente cada grano que se siembra.
Día por día la memoria se ha enriquecido y organizado, la atención se ha hecho más pronta, más intensa, el juicio se ha tornado más penetrante. Los buenos hábitos se han fortalecido y se prestan mutuo apoyo. Ahora bien, ¿el método?, qué es sino sanos hábitos de pensamiento, hábitos de orden riguroso, de clasificación, de experiencia y de tacto, para acometer las dificultades? Poco a poco, gracias a la capitalización de los actos en forma de hábitos activos, el aprendiz se hace buen obrero, luego maestro, y trátese de Latín, de Matemáticas, de Historia, de Filosofía, de Medicina, de Derecho, el estudiante se hace hombre competente, luego persona de talento, más tarde un maestro, que es escuchado y cuyas palabras dan origen hasta lo infinito a actos dichosos.
Pero no hay que tener prisa en llegar. Tomemos como modelo a un insecto al que ví treinta veces seguidas, incansable, empujar por una pequeña pendiente que le separaba de su almacén de provisiones una bolita de comida que cada vez empujaba de nuevo, y que logró por ultimo hacer entrar. Las hormigas cargadas con un grano que abulta más que ellas, y que se les cae, no se cansan jamás y las he visto satisfacer su objeto tras sesenta intentos. He calculado que para aserrar un plátano grueso se necesitan quinientos viajes se sierra de dos manos, y que la péndola de un reloj, si avanzase a cada oscilación en lugar de volver por el mismo camino, recorrería treinta y seis kilómetros diarios y en tres años daría la vuelta al mundo.
Estas reflexiones reconfortan en los momentos de desaliento que ocasiona la magnitud del aprendizaje de una ciencia a la que se quiere dedicar la vida. Pero no hay pensamiento que consuele más que saber que, de querer nosotros; ningún esfuerzo se pierde y que por la acumulación de esfuerzos pequeños se realizan trabajos imponentes. Niños y estudiantes ganarían con darse cuenta de la presencia del Incorruptible Contable
Esta noche por pereza, no me he levantado para comprobar en el diccionario el significado exacto de una palabra, o en la gramática la forma del tiempo de un verbo. Este acto de debilidad queda consignado en mi cerebro y mañana todos mis esfuerzos serán mas difíciles. Por el contrario, me levanto sin vacilar para ver en el mapa el lugar que ocupa un río, una montaña. Este pequeñísimo triunfo sobre la pereza, queda consignado y mañana emprenderé mi trabajo con más alientos. Ahora bien, muchas veces el triunfo depende de una cosa pequeña. Cuando los japoneses atacaron a la flota rusa en Port-Arthur, habían agotado sus municiones, y si los rusos hubieran resistido cinco minutos más, se hubieran retirado. “Si Metz se hubiera rendido un día mas tarde, si el segundo ejercito hubiera llegado un día mas tarde ante el bosque de Orleáns, hubiera habido que levantar el sitio de París”
En la delicada oscilación de los motivos y de los móviles que actúan sobre la voluntad como sobre una balanza, muchas veces un peso minúsculo provoca la decisión victoriosa o la derrota. Generalmente, la victoria se debe a las reservas constituidas por el Incorruptible contable en su incansable afán de coleccionar nuestros pequeños actos de valor diarios. Todo el pasado llega a nuestro auxilio en el momento presente. Pero hay que poder decir como Pedro Pithou: “He tenido más cariño a la obra bien hecha que a los honores y a los grandes empleos prefiriendo prodesse quam praesse”.
Lo que es verdad respecto a la voluntad lo es con mayor razon respecto a la memoria. ¡Cuantas veces, en el curso de mis trabajos, he tenido recompensa de ver surgir el recuerdo de una lectura de una observación, que dormía veinte años atrás sin haberse despertado nunca! ¡Tan admirable en esa facultad del cerebro de no dejar perder nada! Por otra parte, cuando hablo, cuando escribo, utilizo adquisiciones que datan de más de cincuenta años y que debo haber sido estudioso de niño.
Cuando el escolar que estudia hace un esfuerzo concienzudo para comprender el sentido de una frase de su traducción o para percibir la continuidad lógica de una serie de teoremas, su esfuerzo no es distinto al de un Montaigne, un Lavoisier, un Ampere.
En sus mejores momentos, no hacían nada mejor que tu, niño valeroso, cuando por entero te dedicabas a tu trabajo. Cuando te esfuerzas con toda tu alma, haces exactamente lo que han hecho los más grandes hombres para ser grandes, no te son superiores en nada. Del mismo modo, cuando has escrito una frase empleando termino justos y característicos, el escritor más grande no puede hacer más que tu. En el momento que trabajas con todo tu corazón, eres idéntico a los mas grandes. Sobre ti los maestros no tienen más que una superioridad: esos esfuerzos leales, los han renovado un día tras otro, semana tras semana, durante años y años, y como esos esfuerzos innumerables, tienen más que tu toda la energía acumulada que les aporta ese pasado, toda esa fortuna acumulada céntimo a céntimo. Pero a tu edad no tenían más de lo que tú tienes, y quizás tenían menos. Muchas veces se han desanimado, como tu, por que les parecía un camino largo y penoso.
Muchos futuros grandes hombres se han quedado de esta suerte a mitad de camino de la cima, porque habían sido buenas gentes como tu valerosos; pero un mal día, se pararon. Tú, añade cada dia a tu cuenta algunos esfuerzos enérgicos, y, sin imponerte demasiado trabajo tranquilamente terminarás de subir a la cima desde la cual se divisa vasto horizonte.
No olvidemos que el Incorruptible Contable no tiene la caridad de un Angel de la Guarda, porque es inflexible y no da oídos a la piedad. Consigna lo que sé y no se torna generoso sino con los ricos. No olvidemos nunca y no hagamos la tontería de obrar contra nosotros mismos. El fracasado, el que no sirviendo para nada tiene el carácter agrio y envidioso, es siempre un “Heautontimoroumenos” que ha encargado tontamente su pasivo y que ha instalado dentro de casa y fortalecido día tras día a un enemigo sin piedad. Es más cierto de lo que se cree que nuestra vida es para cada uno de nosotros obra nuestra y que es lo que queremos que sea. La calidad del trabajo de que somos capaces, he aquí lo que constituye sobre cada uno de nosotros el juicio más completo; el que no crea es sólo una sombra, pura nada. Vivir es crear, por tanto trabajar.
Puede decirse del trabajo lo que Montaigne dice de la filosofía: “Es gran error pintarla de incomprensible para los niños y con rostro ceñudo, sombrío y terrible. ¿Quién me la ha disfrazado con esa falsa cara? No hay nada más alegre, más gallardo, más jovial y por poco digo más loco”.
[1] Este texto ha sido tomado de: PAYOT, JULIO, El Trabajo Intelectual y la Voluntad de Julio Payoy, Trad. del francés por Alberto Casal Castel, Ed. Ateneo, Buenos Aires, Argentina, 1943, pp. 53-54.
El Consejo Editorial de Buscando El Dorado, le expresa a Julio Payot, un agradecimiento póstumo por la creación del Incorruptible Contable.

DOS VÍDEOS PARA COMPRENDER LA CRISIS FINANCIERA ACTUAL

Le recomendamos la visión de dos vídeos en los queencontrará una interpretación entendible del origen dela crisis financiera actual y además (¡casi increíble!)divertirse un poco. Los mismos fueron señalados porel portal Gestiópolis. Acceda a ellos en: http://www.buenafuente.lasexta.com:80/seccion/merezco-una-entrevista/leopoldo/abadia/economia/dia/235291yhttp://dailymotion.alice.it/video/k68r9hW6PmOZnZHSpY