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SUPERAR OBSTÁCULOS

“Los obstáculos son esas cosas espantosas que ves cuando apartaslos ojos de tu meta”Henry Ford

PARA TENER EN CUENTA
Por: JACK CANFIELD Y MARK HANSEN

Tenga en cuenta lo siguiente:
§ Después de la primera prueba artística de Fred Astaire, el informe del Director de Pruebas de MGM, fechado en 1933, decía: “¡No sabe actuar! ¡Poco Audaz! Puede bailar un poco”. Astaire conservaba este informe sobre la chimenea de su casa de Berverly Hills.
§ Sócrates fue calificado de “corruptor de jóvenes, inmoral”.
§ Louise May Alcott, la autora de Mujercitas, era impulsada por su familia a conseguir trabajo como mucama o costurera.
§ Beethoven tocaba mal el violín y prefería ejecutar sus propias composiciones en vez de mejorar su técnica. Su profesor consideraba que no tenía futuro como compositor.
§ Los padres del famoso cantante de opera Enrico Caruso querían que fuera ingeniero. Su profesor decía que no tenía voz y que no podía cantar.
§ Charles Darwin, padre de la teoría de la evolución, abandonó una carrera médica y el padre le dijo: “Lo único que te interesa es cazar, capturar perros y ratas”. En su autobiografía, Darwin escribe: “Todos mis profesores y mi padre me consideraban un chico común, mas bien por debajo del nivel común de intelecto”.
§ El director de un diario despidió a Walt Disney por falta de ideas. Walt Disney también quebró varias veces antes de construir Disneylandia.
§ Los maestros de Thomas Edison decían que era demasiado tonto para aprender.
§ Albert Einstein no habló hasta los cuatro años y no leyó hasta los siete. Su maestra lo describió como “mentalmente lento, insociable y encerrado siempre en sueños tontos”. Lo expulsaron y no lo dejaron ingresar en la Escuela Politécnica de Zurich.
§ Louis Pasteur fue un alumno mediocre y ocupaba el puesto número quince sobre veintidós.
§ Isaac Newton no rindió nunca demasiado en el colegio.
§ El padre del escultor Rodin decía: “Tengo un hijo idiota”. Descrito como el peor alumno de la escuela, Rodin fracasó tres veces en su intento por ingresar a la escuela de Bellas Artes. Su tío decía que era ineducable.
§ León Tolstoi, el autor de Guerra y Paz, abandonó el colegio. Era considerado “sin capacidad ni voluntad para aprender”.
§ El autor teatral Tennesse Williams se enfureció cuando su obra Yo, Vasha no fue elegida en un concurso en la Universidad de Washington donde estaba inscripto. El profesor recordaba que Williams cuestionó las decisiones de los jueces y su inteligencia.
§ Henry Ford fracasó y quebró cinco veces hasta que finalmente tuvo éxito.
§ Babe Ruth, considerado por los historiadores del deporte como el mayor atleta de todos los tiempo y famosos por batir el record local de carrera, también ostenta el record de lanzamientos fallados.
§ Winston Churchill no aprobó sexto grado. Llegó a Primer Ministro recién a los sesenta y dos años y luego de una vida de derrotas y reveses. Hizo sus mayores contribuciones cuando era un “hombre mayor”.
§ Dieciocho editores rechazaron el cuento de Richard Bach: Juan Salvador Gaviota sobre una gaviota en vuelo, antes de que Macmillan lo publicara finalmente en 1970. Para 1975, había vendido más de siete millones de ejemplares solamente en los Estados Unidos.
§ Richard Hooker trabajó durante siete años en su novela de humor sobre la guerra, M*A*S*H que luego fue rechazada por veintiún editores hasta que Morrow decidió publicarla. Se convirtió en un bestseller aplastante, una película muy taquillera y una exitosa serie de televisión.
[1] El contenido de esta Tercera Pepita Dorada, ha sido tomado de: CANFIELD, JACK Y HANSEN, MARK, Chocolate Caliente para el Alma, Trad. del inglés por Cristina Sardoy, Ed. Atlántida, Buenos Aires, Argentina, 1993, pp. 209, 212-214. http://www.buscandoeldorado.com/pepitas/pepita3.htm#_ftn1

El Consentimiento Informado.

Lo importante es hacer del consentimiento informado un instrumento para que el paciente sea dueño efectivo de su destino, respetando su dignidad personal, brindándole auténtica y clara información acerca de la enfermedad que padece, los posibles tratamientos a seguir y las consecuencias positivas y negativas de los mismos. El paciente tiene el derecho de decidir sobre su persona y el tratamiento a recibir. Máxime cuando existen antecedentes clínicos y legales de perdida de chance relativos a la decisión que esta tomando.
Un enfoque médico actual (llamado análisis riesgo / beneficio) está facilitando la cooperación entre médicos y pacientes con la mira de evitar tratamientos que, en caso de resultar inadecuados o con posibles agravantes o derivación en otras convalecencias futuras, originarían juicios por perdida de chance de vida. Los médicos pesan factores como los riesgos que presenta alguna droga o una intervención quirúrgica contra sus posibles beneficios. En tal análisis pueden participar también los pacientes.
Porque el medico desea respetar el derecho a la información y a la autonomía del paciente. Además porque podría ser demandados por no haber dado la posibilidad de “elegir” entre alternativas. Obviamente no planteamos que sea el paciente quien decida una conducta médica, pero al no ser la medicina una ciencia exacta, existen situaciones controversiales en las que es esencial conocer la voluntad del paciente. (Ej.: Elección de una terapia oncológica, Tratamiento con sangre o sustitutos sanguíneos, etc)
Usemos un ejemplo que pudiera entender fácilmente gente de muchos lugares: el de una amigdalitis crónica. El paciente probablemente iría a ver a un médico si tuviera este mal. Es posible que hasta consultara con dos, pues los peritos en la salud por lo general recomiendan obtener más de una opinión médica. Un médico quizás recomiende cirugía. Él le da una idea general de lo que eso significa: el tiempo en el hospital, cuánto va a doler, y los gastos. En cuanto a riesgos, le dice que no es común que se sangre mucho, y que es muy raro el que alguien muera por esas operaciones. Pero el médico que le da otra opinión lo insta a aceptar tratamiento con antibióticos. Explica qué droga usará, las probabilidades de éxito, y los gastos. En cuanto a riesgos, dice que muy pocos pacientes ven su vida amenazada por una reacción a la droga.
Puede que cada médico competente consultado haya pesado los riesgos y los beneficios, pero ahora le toca al paciente considerar los riesgos y los posibles beneficios, así como otros factores que nadie conoce mejor que él. (Nadie puede conocer mejor puntos como su fortaleza emocional o espiritual, la condición económica de su familia, los efectos en ella, y su propio punto de vista ético.) Entonces el paciente escoge. Puede que dé su consentimiento informado a uno de los tratamientos, pero que rechace el otro.
Por ello, antes de imponer un tratamiento, es recomendable hacerse la siguiente pregunta, ¿Aceptaría yo la aplicación de esa terapia?, o ¿La aplicaría a mi ser mas querido?