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El poder de las historias para amarrar o liberar tu potencial

Publicado 19 Marzo 2007 en Artículos Potenciadores.

No había terminado de levantarse cuando Diana ya estaba anunciando su miedo: hablar en público. Antes de hacer el ridículo, quiso dejar bien claro que toda su vida había sido torpe al verse en situaciones como la de ahora, en frente de 60 personas que la veían directamente a la espera de sus ideas.

Sin embargo, fue casi mágico. Luego de una breve pausa para llenar sus pulmones, fue definitivamente otra Diana la que habló sobre las reflexiones que su grupo había generado ante el video que acabábamos de ver. Nos encontrábamos en una de mis conferencias, justo después de haber compartido un video impactante, inspirador y lleno de mensajes poderosos—el video sobre la vida de Tony Meléndez.

La elocuencia de Diana y su certeza al hablar fueron impresionantes. Tanto así que una vez que finalizó su discurso, me vi inspirado a parar por un momento las conversaciones sobre el video para hacer evidente lo que acabábamos de presenciar.

No sólo fue una transformación instantánea, sino una magnífica muestra del poder de nuestras historias personales.
Momentos antes, cuando Diana estaba relatándonos su historia de cómo toda su vida le había huido a situaciones en las que tuviera que hablar en público, su rostro, su voz y su corporalidad proyectaban de manera coordinada un claro mensaje: debilidad e incapacidad.

Pero en un instante, luego de que le dije a Diana que dejara esa historia a un lado y que nos contara qué reflexiones había generado su equipo, la transformación fue inmediata: su espalda se enderezó, sus pulmones se llenaron de vida, su rostro tomó una expresión de certeza.

Luego de los aplausos del grupo por la magnífica reflexión que Diana acababa de compartir, pregunté a la audiencia si se habían dado cuenta de la transformación personal que se había manifestado ante nuestro ojos. Todos asintieron afirmativamente. Diana fue capaz de pasar de un estado mental, emocional y energético débil a uno de fortaleza y aplomo de un momento a otro.

Tuve que decírselo: “Diana ¿te das cuenta de lo que acaba de suceder?”. Creo que no sabía a lo que me refería.

“Sabes qué creo”, le dije. “Creo que por mucho tiempo te has estado contando una historia que ya, evidentemente, no te sirve más”. Su expresión reflejó confusión. Así que pasé a clarificar mi punto. Y es este:

Muchas veces lo que te frena y te separa de lo que quieres es la historia que te cuentas sobre por qué no eres capaz, por qué no te lo mereces, por qué no eres suficiente, por qué no tienes con qué.

Es como un cuento. Una serie de racionalizaciones que pretenden mantener el status quo de tu incapacidad para lograr algo.

Como escribió Richar Bach, “justifica tus limitaciones, y te quedarás con ellas”.

Evidentemente Diana, en su capacidad de hablar en público, es mucho más de lo que ella se había dado crédito alguna vez. Su propia historia, su propio hábito de pensamiento, le daba vida en su mente a una falacia: que ella no era buena ni servía para eso.

“Diana”, le dije, “creo que es el momento de inventarte una nueva historia. Una que te potencia, una que te habra posibilidades, una que refleje con mayor precisión aquello de lo que sí eres capaz”.

¿Cuál es la historia que te cuentas a ti mismo, y a la que le das fuerza cada vez que se la relatas a otro, con la que justificas tu “no puedo”?

Todos somos cuenta cuentos. Sólo que algunos se han inventado cuentos empobrecedores mientras que otros han desarrollado discursos potenciadores.

En su esencia, toda historia es inventada. Porque la manera en que racionalizas tu pasado para darle sustento a la hipótesis de tu incapacidad, no es más que una interpretación de situaciones pasadas.

La historia de por qué no puedes no viene de lo que realmente haya podido pasar en tu vida. Nace es de la explicación que desde entonces te has inventado sobre por qué pasó lo que pasó.

Las situaciones y circunstancias no vienen con un significado de fábrica. El significado, la explicación, la racionalización, se la pones tú. La explicación sobre por qué pasó lo que pasó—por ejemplo, por qué no te fue bien intentando hacer una venta—es algo que se genera en tu mente luego de que la situación sucedió.

Muchos de los significados, explicaciones y racionalizaciones a las que le hemos dado fuerza a través de nuestras historias recurrentes fueron creadas desde la ignorancia, el miedo y la inexperiencia.

Múltiples son las historias que quizá ya no nos sirven. Muchos son los cuentos que posiblemente necesitan ser actualizados—puestos al día con nueva data que muestre que sí es posible y que sí, dentro de ti, hay con qué.

Recuerdo a Eduardo Martí, en una de sus conferencias, preguntándonos “¿Quién se considera malo para las matemáticas? ¿Quién se cree malo para recordar nombres? ¿Quién se considera malo para dibujar?”.

Muchos levantamos la mano. Luego, Eduardo soltó la verdad: “Y mientras te lo sigas diciendo vas a seguir siéndolo”.

¿Eres malo? ¿Y si simplemente nunca te diste realmente la oportunidad para aprender?

¿No puedes? ¿Y si es cuestión de darte el chance de aprender la estrategia más adecuada?

¿No es posible? ¿Y si todavía te queda algo más por intentar?
¿Cuál es el cuento con el que te has estado frenando?

Te imaginas si de bebé, dando tus primeros tumbos y tropiezos mientras intentabas caminar, a tus padres se les hubiera ocurrido un cuento: “Tú, hijo mío, lamentablemente no sirves para eso. Olvídate del caminar. ¿Acaso no te das cuenta? Mírate, te caes a cada rato. Llevas una semana intentándolo y no te ha funcionado. Definitivamente, mejor te conformas con gatear por el resto de tu vida”.

¡Qué absurdo!

Pero será que te suena familiar ese tipo de historia cuando de pronto te has encontrado justificándote el por qué…

…no sirves para vender.

…no puedes con tu vida.

…eres pésimo administrando tu tiempo.

…nunca vas a llegar a ser lo que realmente quieres ser.

…nunca vas a tener una buena relación de pareja.

…el dinero no se da contigo.

…no eres capaz de mantener tu peso ideal.

Tú eres el cuenta cuentos. Cualquier historia que te has dicho hasta ahora la puedes volver a escribir. Genera una narrativa diferente que, en vez de cercenar tu potencial, le de pie a tus posibilidades.

Entonces…

¿Cuál va a ser la nueva historia que te vas a contar—esa con la que te vas a impulsar para seguir adelante y lograr lo que quieres?

Publicado 19 Marzo 2007 en Artículos Potenciadores.

¿Es Necesario Saber Vender en su Profesión?

Algunos Profesionales sienten muchos deseos de ampliar su cantidad de pacientes, y no lo hacen por una simple razón:

El pánico a vender.

Ya sea que usted piense en un negocio de venta por distribución, venta directa al publico, prestar un servicio, o cualquier otro ramo en el que desee iniciar su negocio siempre tendrá que vender algo.

Cualquier negocio para poder generar ganancias depende directamente de las ventas, ya sea que sea un producto o un servicio.

El miedo a las ventas es tan fuerte que esta es la principal razón por la cual muchos Profesionales nunca dan el paso decisivo hacia su negocio, y mientras ellos están sentados tratando de evitar vender, otras personas les están ganando todo el terreno.

Todos los días usted vende algo, si es padre de familia vende su autoridad, si es empleado de una empresa vende sus servicios, si usted es maestro vende sus conocimientos, cada día mientras usted conversa con alguien usted esta vendiendo sus puntos de vista, entonces ¿por que no gana mas dinero con ello?

Si a usted le es especialmente traumático el pensar en vender algo, trate de leer libros motivacionales que le ayuden a controlar su miedo, si usted ya es vendedor puede leer nuevos libros sobre nuevas técnicas, también puede tomar cursos de oratoria, porque cuando usted aprende a plasmar sus pensamientos y expresarlos correctamente usted puede vender mucho mas sin hacer notar que en realidad esta vendiendo.

En mi caso personal tengo la ventaja de ser vendedora nata, me viene de mi padre el cual era capaz de venderle un refrigerador a un esquimal.

Le voy a confiar mi más grande secreto para tener éxito en las ventas: No hable, escuche.

Su paciente le dirá todo lo que usted necesita saber para venderle sus conocimientos, inclusive es posible que ese paciente le platique sus problemas personales, no importa usted escuche. El 99% de las personas quieren ser escuchados, si usted llega con un discurso largo entonces el que esta hablando es usted, no su paciente, el cual lo mandara por un tubo, en cambio si escucha usted con atención su paciente lo apreciara y usted se ganara su confianza.

Una vez que usted se gana la confianza de un paciente la venta de conocimientos y servicios viene completamente sola.
Si de plano cree usted que las ventas no son lo suyo, siempre puede contratar un buen vendedor o asociarse con uno.
He conocido negocios que podían ser muchísimo mas exitosos si tan solo tuvieran un buen vendedor, porque el producto es tan bueno, que se vende casi solo, sin embargo, con un buen vendedor ese mismo negocio podría estar vendiendo hasta un 300% mas de lo que ya lo hace.

Nunca escatime pagar un buen sueldo y/o comisiones a una buena secretaria que será vendedora de atenciones y simpatía hacia el paciente, porque el éxito de su negocio depende principalmente de las ventas.