¿Cuál es nuestra creencia con respecto al tiempo? ¿Es nuestro aliado o nuestro adversario?¿Cómo hacemos para sentir que el tiempo “no se nos escapa, como la arena, entre los dedos?"
En realidad, la noción de tiempo es subjetiva, ya que no sólo depende de lo que marca el reloj, sino, principalmente, de cómo lo utilizamos, cómo nos posicionamos de una manera inteligente que nos permita optimizar la calidad de nuestra productividad (tiempo cualitativo vs. tiempo cuantitativo). El síntoma más notorio de la falta de planificación es una creciente sensación de desorden. Tenemos la percepción de que hemos hecho muchas cosas, pero que no hemos logrado terminar ninguna, con la lógica sensación de desorden, tensión y desmotivación.
La Real Academia Española define a la planificación como “plan general, metódicamente organizado y frecuentemente de gran amplitud, para obtener un objetivo determinado, tal como el desarrollo armónico de una ciudad, el desarrollo económico, la investigación científica, el funcionamiento de una industria, etc”.
¿Para qué se planifica? Para muchas personas, “planificación” equivale a un trabajo tedioso, engorroso y aburrido, a una pérdida de tiempo, cuando ésta es todo lo contrario: se planifica para ganar tiempo, y se planifica porque ello permite imaginar lo que “podría ser”. En la planificación se conjugan la realidad, las posibilidades y el deseo para alcanzar un objetivo, ya sea material, emocional o espiritual.
¿Qué beneficios nos reporta la incorporación de la planificación?
- Optimización del tiempo y los recursos: la planificación permite, en el marco del día a día, determinar cuánto tiempo lleva una tarea y cuántos y cuáles son los recursos que son necesarios para llevarla a cabo. Lo mismo se aplica a gran escala: al establecer un objetivo (abrir un nuevo local), se podrá determinar cuánto tiempo llevará obtener el espacio (comprado, alquilado o construido), y qué recursos se precisan para concretar dicho objetivo (dinero, inmobiliarias, arquitectos, etc.).
- Mejorar la calidad de los resultados: Si se tiene en claro cuáles son los objetivos a cumplir, cuánto tiempo demandarán, qué recursos serán necesarios y se respeta el cumplimiento de los plazos volcados en la planificación, se obtendrán mejores resultados que si todo queda librado al azar. La planificación no es una herramienta infalible, desde ya. Existen los imprevistos. Pero para ello, también se puede estar preparado.
- Reduce los riesgos: Tener un “plan” lógicamente implica mirar hacia delante, y también hacia los costados, tomando en cuenta las variables clave en el proceso de cumplir un objetivo. Este análisis previo permite tomar recaudos, delinear estrategias alternativas, tener opciones (anular un proyecto, demorarlo, acelerar su concreción, etc.) y reducir incertidumbres.
- Promueve la flexibilidad: La realidad no es rígida y estática. Por ello una de las principales características de una planificación debe ser su capacidad de adaptarse a los cambios. Ello no significa cambiar de objetivos, sino reacomodarlos, en función de cambios del entorno que a veces nos son ajenos (cambios de empleo, fallecimientos, enfermedades, etc.).
- Permite obtener perspectiva y una mirada global: Para confeccionar una planificación es imprescindible, en primer lugar, realizar un análisis exhaustivo y profundo de la situación actual y la situación a la cual se desea llegar. Ello implica la formulación de metas a cumplir en el corto, mediano o largo plazo. Pero sea cual fuere su tiempo de cumplimiento, la planificación es un ejercicio de proyección, de visualizar el futuro en perspectiva.
- Facilita la determinación de prioridades: No todos los objetivos que se desean alcanzar tienen la misma envergadura. Algunos tienen un impacto mayor en nuestras vidas o la empresa. De allí que al elaborar la lista de objetivos que serán incluidos en la planificación, sea necesario ordenarlos en función de las prioridades y/o necesidades.
- Promueve un cambio general de actitud: La repetición del ejercicio de planificación, traslada todas aquellas consideraciones, elecciones, ideas y valoraciones que debemos tener en cuenta para el cumplimiento de aquello que deseamos, al plano de la vida personal.
(*) Dr. Leonardo GlikinAbogado, consultor en Planificación Personal, presidente de CAPS, autor de "Pensar la Herencia" y "Matrimonio y Patrimonio".Director de "Temas de Planificación en Familias y empresas"
Fuente: http://lion.powersite.com.ar/sellingpoint.com.ar/?x=nota/1001/1/verdades-de-la-planificacion-&target=1&hash=ef5b73d9b0e357522060c0ae43195612
En realidad, la noción de tiempo es subjetiva, ya que no sólo depende de lo que marca el reloj, sino, principalmente, de cómo lo utilizamos, cómo nos posicionamos de una manera inteligente que nos permita optimizar la calidad de nuestra productividad (tiempo cualitativo vs. tiempo cuantitativo). El síntoma más notorio de la falta de planificación es una creciente sensación de desorden. Tenemos la percepción de que hemos hecho muchas cosas, pero que no hemos logrado terminar ninguna, con la lógica sensación de desorden, tensión y desmotivación.
La Real Academia Española define a la planificación como “plan general, metódicamente organizado y frecuentemente de gran amplitud, para obtener un objetivo determinado, tal como el desarrollo armónico de una ciudad, el desarrollo económico, la investigación científica, el funcionamiento de una industria, etc”.
¿Para qué se planifica? Para muchas personas, “planificación” equivale a un trabajo tedioso, engorroso y aburrido, a una pérdida de tiempo, cuando ésta es todo lo contrario: se planifica para ganar tiempo, y se planifica porque ello permite imaginar lo que “podría ser”. En la planificación se conjugan la realidad, las posibilidades y el deseo para alcanzar un objetivo, ya sea material, emocional o espiritual.
¿Qué beneficios nos reporta la incorporación de la planificación?
- Optimización del tiempo y los recursos: la planificación permite, en el marco del día a día, determinar cuánto tiempo lleva una tarea y cuántos y cuáles son los recursos que son necesarios para llevarla a cabo. Lo mismo se aplica a gran escala: al establecer un objetivo (abrir un nuevo local), se podrá determinar cuánto tiempo llevará obtener el espacio (comprado, alquilado o construido), y qué recursos se precisan para concretar dicho objetivo (dinero, inmobiliarias, arquitectos, etc.).
- Mejorar la calidad de los resultados: Si se tiene en claro cuáles son los objetivos a cumplir, cuánto tiempo demandarán, qué recursos serán necesarios y se respeta el cumplimiento de los plazos volcados en la planificación, se obtendrán mejores resultados que si todo queda librado al azar. La planificación no es una herramienta infalible, desde ya. Existen los imprevistos. Pero para ello, también se puede estar preparado.
- Reduce los riesgos: Tener un “plan” lógicamente implica mirar hacia delante, y también hacia los costados, tomando en cuenta las variables clave en el proceso de cumplir un objetivo. Este análisis previo permite tomar recaudos, delinear estrategias alternativas, tener opciones (anular un proyecto, demorarlo, acelerar su concreción, etc.) y reducir incertidumbres.
- Promueve la flexibilidad: La realidad no es rígida y estática. Por ello una de las principales características de una planificación debe ser su capacidad de adaptarse a los cambios. Ello no significa cambiar de objetivos, sino reacomodarlos, en función de cambios del entorno que a veces nos son ajenos (cambios de empleo, fallecimientos, enfermedades, etc.).
- Permite obtener perspectiva y una mirada global: Para confeccionar una planificación es imprescindible, en primer lugar, realizar un análisis exhaustivo y profundo de la situación actual y la situación a la cual se desea llegar. Ello implica la formulación de metas a cumplir en el corto, mediano o largo plazo. Pero sea cual fuere su tiempo de cumplimiento, la planificación es un ejercicio de proyección, de visualizar el futuro en perspectiva.
- Facilita la determinación de prioridades: No todos los objetivos que se desean alcanzar tienen la misma envergadura. Algunos tienen un impacto mayor en nuestras vidas o la empresa. De allí que al elaborar la lista de objetivos que serán incluidos en la planificación, sea necesario ordenarlos en función de las prioridades y/o necesidades.
- Promueve un cambio general de actitud: La repetición del ejercicio de planificación, traslada todas aquellas consideraciones, elecciones, ideas y valoraciones que debemos tener en cuenta para el cumplimiento de aquello que deseamos, al plano de la vida personal.
(*) Dr. Leonardo GlikinAbogado, consultor en Planificación Personal, presidente de CAPS, autor de "Pensar la Herencia" y "Matrimonio y Patrimonio".Director de "Temas de Planificación en Familias y empresas"
Fuente: http://lion.powersite.com.ar/sellingpoint.com.ar/?x=nota/1001/1/verdades-de-la-planificacion-&target=1&hash=ef5b73d9b0e357522060c0ae43195612
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